El año que viene se cumplirá una década desde que Steam llegó a Linux y nada ha hecho tanto por los juegos en Linux como, valga la redundancia, este hecho. Desde entonces hasta ahora el cambio ha sido brutal, aunque no ha estado exento de problemas. Dos de los más importantes, el soporte de tecnologías y de juegos, todavía colean, cada uno a su manera.
Así, a pesar de que la calidad de los controladores gráficos y otras tecnologías sigue sin estar al nivel de la de Windows, ha mejorado un mundo y salvo casos concretos, no suele suponer un gran inconveniente para jugar en Linux… siempre y cuando hablemos de juegos nativos. Esa es la otra, y es que el soporte de juegos se ha mantenido bastante constante en todos estos años, con una excepción: los títulos aún AAA se resisten.
Se pueden contar con los dedos de las manos los títulos Triple A de grandes estudios que han salido para Linux en los últimos años, y si contamos los que han salido al unísono de las versiones para Windows, sobra una mano. Pese a ello, la situación no es mala porque los estudios indie tienen una importante participación en los juegos para PC y no hay mes que no salgan un puñado de buenos títulos.
De la buena salud de los juegos nativos en Linux damos cuenta cada mes con nuestra sección Linux Play, aunque las estadísticas hablan por sí solas: en torno a un 70% de los 50 juegos más populares de Steam está para Linux.
Con este panorama, Proton entró en juego -y nunca mejor dicho- hace algo más de tres años. Y quien dice Proton, dice Steam Play, nombre comercial de este componente cuya pista hemos seguido bastante de cerca desde su aparición. En esencia, Proton/Steam Play es una herramienta integrada en el cliente de Steam creada a partir de Wine que permite ejecutar juegos de Windows en Linux con más garantías de las que uno podría esperar a priori.
Pero lo que parecía positivo, que es traer más juegos de calidad a Linux, tiene doble filo: que los desarrolladores se acomoden y lo antepongan a crear una versión nativa de su obra. No que aquellos desarrolladores que nunca se plantearon el lanzamiento para Linux faciliten con poco esfuerzo que el juego vaya bien con Proton, sino que los que se sí pensaron en una versión para Linux, la desestimen y opten por Proton.
¿Qué dice Valve al respecto? Hasta ahora no se habían pronunciado, aun cuando el impulso a los juegos en Linux se lo dieron ellos y no por amor al arte, sino por dar aire a una alternativa a Windows para el gaming en PC. Sea como fuere, también Valve fue la responsable de promover e implementar Proton en Steam. Pero, puestos a elegir… ¿qué prefieren? Pues prefieren calidad, se podría resumir.
Según recogen en GamingOnLinux a tenor de la última conferencia de la compañía, cuyo interés giraba principalmente en torno a su nueva consola Steam Deck:
«No tenemos una preferencia. En realidad, todo se reduce a la mejor experiencia. Entonces, si es más fácil para el desarrollador llegar a un punto en el que se logre la mejor experiencia a través de Proton, creemos que es genial. Pero si tienen los conocimientos o los recursos para trabajar en una versión nativa de Linux, incluyendo una gran experiencia toda la funcionalidad y pueden mantenerlo, creemos que es aún mejor«, explica el desarrollador de Valve Pierre-Loup Griffais.
No se mojan demasiado, aunque si bien la respuesta es salomónica, dejan entrever que mejor juegos nativos si se tienen los recursos para ello… y, ojo, porque puede salir a cuenta incluso sin tenerlos. Con todo, la cantidad de juegos nativos y los que gozan de una buena compatibilidad Proton mediante está pareja: en torno a los 8.000 títulos hay en un lado y en el otro, por lo que los juegos al alcance del linuxero son más de 16.000. No está nada mal.
Fuente: MuyLinux