Como sabéis, ChromeOS Flex es una sólida realidad desde tiempo y aunque por estos lares somos un poco reacios a asumirlo, la alternativa está ahí. No solo eso: es habitual leer cómo alguien ha «revivido» su viejo portátil gracias al sistema de Google. Pues bien, he querido probarlo… Y por el camino he aprendido una cosa que os puede interesar conocer, si es que sois usuarios de Linux y se os pasa por la cabeza lo mismo.
Antes, un apunte importante que incide en algo de lo que ya hemos hablado por aquí en más de una ocasión: los requisitos que se suelen recomendar en sistemas enfocados en hardware humilde son, por lo general, más optimistas de lo que deberían y ChromeOS Flex no es una excepción. Según Google con una «CPU Intel o AMD x86 o de 64 bits, 4 GB de RAM, 16 GB de espacio de almacenamiento y una BIOS que soporte el arranque desde un dispositivo USB» debería ser suficiente, pero no es así.
De hecho, mi experiencia instalando ChromeOS Flex en un portátil de esas características ha sido penosa al punto de que al final le puse -ojo al dato- Linux Mint con Cinnamon. Sí, sí, nada de distros «ultraligeras»: Linux Mint se instalaba muchísimo, pero muchísimo -hago hincapié en esto, porque fue lo peor- más rápido que ChromeOS Flex y rendía de una manera similar, y es que a fin de cuentas el cuello de botella más duro por el que hay que pasar en estos casos es el del navegador web.
Que no digo que la experiencia de uso de ChromeOS Flex una vez instalado y rodado no sea buena, pero milagros a Lourdes: la carga de un entorno de escritorio en Linux no es especialmente destacable y la de las aplicaciones de escritorio, por lo general, tampoco. Nada comparable con lo que consume el navegador web, vaya. Pero dejémonos de preámbulos, que esto va de otra cosa.
ChromeOS Flex desde Linux
Al grano: mientras que crear un instalador de ChromeOS Flex desde Windows es relativamente sencillo, desde Linux la cosa se complica un poco, ya que el método con la extensión de Chrome no está soportado en nuestro sistema.
Ahora bien, lo que me repateó el hígado es cómo se lo ha montado Google para atrapar a los desdichados que acaben en la página oficial de ChromeOS Flex, primer resultado de búsqueda del término: entras en el sitio, te presentan por encima el sistema y cuando le das al botón de «probar ChromeOS Flex, te hacen rellenar un infame formulario dirigido a usuarios empresariales; de ahí te mandan a la extensión de Chrome; como en Linux no funciona, te redirigen a unas instrucciones confusas al extremo que, de seguir, te lían más aún con opciones según el dispositivo…
Por suerte, te puedes ahorrar el viacrucis sabiendo adónde ir: aquí, para ser más concreto; al final del segundo paso de la Guía de instalación de ChromeOS Flex, donde se indica el enlace de descarga directa de la imagen genérica de ChromeOS Flex, así la ordne para hacerlo rápidamente por consola:
sudo dd if=image_name.bin of=/dev/sdN bs=4M status=progress
Solo hay que reemplazar «image_name.bin» por el nombre del archivo una vez descargado y descomprimido y «/dev/sdN» por la ruta del USB donde se desee instalar. Tan secillo como eso y te libras de todo lo demás.
¿No eres de consola o no tienes claro cómo determinar la unidad concreta en la que instalar el -valga la redundancia- instalado? No pasa nada: Etcher te facilita la vida. Y ahora sí, no hay más. Ya puedes proceder con la instalación de ChromeOS Flex.
Fuente: Muy Linux.