Seguro que todos habéis leído ya acerca de la liberación del código fuente de Winamp, y es que la noticia saltaba a los medios especializados la semana pasada con bastante eco. Qué menos, tratándose de todo un referente de la pretérita computación de consumo de finales del siglo pasado, principios del actual. Las cosas como son, Winamp es todo un icono de aquella época.
Ahora bien, ha llovido mucho desde entonces y la nostalgia no lo puede todo. De hecho, la última versión estable del popular reproductor de música tiene apenas un año desde su lanzamiento, aun cuando su irrelevancia es palmaria, no solo porque el software se ha renovado en este tiempo, en el que Winamp ha pretendido seguir viviendo de los réditos -y de su particular expresión-, sino porque lo los hábitos de consumo han cambiado y mucho.
Como comentaba recientemente a raíz del lanzamiento de Amarok 3, la música se consume a día de hoy -en un amplio margen, al menos- por otras vías y, en consecuencia, este tipo de reproductores no es tan popular como lo fue antaño. ¿Y cómo pretenden reinventarse en Winamp? Entre otros planes, «Winamp abrirá el código del reproductor de Windows, permitiendo que la comunidad participe en su desarrollo«, anunciaba la compañía.
«Esta es una invitación a la colaboración global, para que los desarrolladores de todo el mundo puedan aportar su experiencia, ideas y pasión para ayudar a que este software icónico evolucione», explicaban. Y, dicho así, puede tener su sentido: antes que dejar que el viejo software muera, se abre y que la comunidad haga lo que pueda con él, si es que hay interés ¿no? Pues no… O tal vez sí. No está nada claro, la verdad.
Por un lado, cuando se publicita que «Winamp ha anunciado que abrirá su código fuente para permitir el desarrollo colaborativo de su legendario reproductor para Windows«, se da a entender una cosa que, yendo al detalle, queda bastante desdibujada. ¿Eso de «abrir el código fuente» significa, en efecto, liberar el código fuente? En principio se podría decir que sí, pero sabemos bien por estos lares que no siempre es así.
Señala el CEO de Winamp que a partir de ahora se enfocarán en el mercado móvil, para lo cual están preparando el lanzamiento de un nuevo reproductor este verano, pero como no quieren olvidarse de las «decenas de millones de usuarios» que todavía usan la aplicación en Windows, han tomado esta decisión. Una decisión que matizan, «Winamp seguirá siendo el propietario del software y decidirá las innovaciones realizadas en la versión oficial«.
Un poco vago todo, porque si liberas el código, no puedes seguir siendo el propietario del software, sino de la marca. Esto es lo único que parece tener sentido: que sigan gestionando Winamp como lo han hecho hasta ahora, mientras que el código fuente se desarrolla con algo de indedpendencia, en este caso, bajo el proyecto FreeLLama, que es como lo han denominado.
Hay quien lo ha entendido de manera muy diferente, eliminando el término código abierto de la ecuación, pero a falta de que, como decía Linus Torvalds, enseñen el código -y la licencia que lo acompaña-, todo son conjeturas derivadas, eso sí, de un mensaje quizás deliberadamente confuso.
¿Y si al final es que sí? Tampoco es que importe mucho, habida cuenta del panorama. Incluso aunque cayese una versión para Linux, tenemos alternativas de sobra y más adecuadas, en mi opinión. Es más: los amantes del «estilo Winamp» tienen en Audacious un mejor aliado. Pero seamos honestos: quién, salvo para rememorar viejos tiempos por un rato, quiere seguir usando algo como Winamp (ojo: que Winamp se remozó, pero aquí hablamos del viejo reproductor).
Fuente: Muy Linux.