Fedora, la distribución comunitaria patrocinada por Red Hat, cumple hoy su vigésimo aniversario. Veinte años han pasado desde el anuncio de Fedora Core 1, que fue el pistoletazo de salida de un proyecto creado con el fin de acelerar el desarrollo de las tecnologías que son implementadas en Red Hat Enteprise Linux (RHEL) y que en la actualidad señala el rumbo tecnológico de Linux, sobre todo entre las distribuciones que usan systemd.
Con el nombre original de Fedora Core, la distribución fue creada el 6 de noviembre de 2003 a partir de una bifurcación de Red Hat Linux. Además de acelerar el desarrollo de tecnologías, permitió al gigante del sombrero rojo centrarse más en sus soluciones de pago, que es a fin de cuentas de lo que vive al menos en un principio. Aunque está patrocinada por la compañía y cuenta con una fuerte implicación de empleados de esta, a nivel oficial es una distribución comunitaria con un desarrollo abierto y que proporciona los sistemas que impulsa de forma gratuita.
Fedora Core 1 fue proporcionado en su momento como “una plataforma Linux completa construida exclusivamente a partir de software de código abierto. Disponible sin costo alguno, la versión satisface las necesidades de los desarrolladores, probadores y otros entusiastas de la tecnología en la comunidad que desean participar y acelerar el proceso de desarrollo tecnológico”. Aquí nos encontramos con dos pilares del proyecto que en la actualidad se mantienen tal cual: el impulso de tecnologías y el fuerte enfoque en el código abierto.
El enfoque experimental de Fedora es algo de sobras conocido y que ha convertido con el paso de los años a esta distribución en la gran referente de la evolución tecnológica de Linux, ya que componentes como systemd, Wayland y PipeWire que se estrenaron ahí.
Por otro lado está el apostar en lo máximo posible por software de código abierto y que esté libre de patentes que son usadas con fines ofensivos, así que, más allá del soporte de hardware, el usuario no se encontrará por defecto con ningún componente privativo o sujeto a patentes ofensivas. Aquí es donde entra RPM Fusion, el repositorio radicado en Francia que se centra en proporcionar soporte de multimedia (códecs, drivers y aplicaciones), Steam y el controlador de NVIDIA para Fedora, RHEL y CentOS.
Para los curiosos, lo único privativo que hay en los repositorios oficiales de Fedora son los microcódigos para los procesadores, el firmware privativo aprobado oficialmente para el kernel Linux y el firmware para las Wi-Fi de Intel.
Otro aspecto que se puede destacar de Fedora es la estrecha relación que mantiene con GNOME, formando con Red Hat el que posiblemente sea el triángulo más conocido del código abierto. De hecho, Fedora ha jugado durante mucho tiempo el rol de facto de sistema operativo de referencia de GNOME, papel que al menos en términos oficiales ya está en manos de GNOME OS, pero en el fondo la existencia de este último no ha cambiado nada de la relación que había de antes.
Si hablamos de usuarios, la realidad es que Fedora es muy popular desde hace poco, más concretamente desde una versión 25 que fue un punto de inflexión en términos cualitativos y probablemente una reacción ante el Snap impulsado por Canonical, sobre todo porque Flatpak no tenía a ninguna distribución que lo tuviera por bandera.
En los últimos años se pueden destacar dos cosas de la trayectoria de Fedora: el acercamiento a KDE y la apuesta por la inmutabilidad. Lo primero queda plasmado en hechos como el patrocinio del Akademy y en la aprobación de la eliminación de la sesión de Xorg para la versión 40 de la distribución, mientras que de lo segundo está la apuesta por OSTree, un mecanismo de actualizaciones atómicas originario de Red Hat y que está implementado en Silverblue, Kinoite y la edición para IoT.
Y esta es nuestra entrada sobre el vigésimo aniversario de Fedora, obviamente con muchos episodios omitidos porque veinte años dan para mucho. Gusten o no la distribución y sobre todo la compañía que la patrocina, la situación tecnológica de Linux sería muy distinta sin su aportación.